“En este momento, no es posible determinar exactamente si el magma podría llegar a la superficie y dónde”, dijo la Oficina Meteorológica.
Las autoridades también elevaron su alerta aérea a naranja, lo que indica un mayor riesgo de erupción volcánica.
Las erupciones volcánicas representan un grave peligro para la aviación porque pueden arrojar cenizas altamente abrasivas a la atmósfera, lo que puede provocar fallas en los motores de los aviones, dañar los sistemas de control de vuelo y reducir la visibilidad.
Esta no es la primera vez que hechos de este tipo amenazan la zona.
Una gran erupción en Islandia en 2010 causó perturbaciones generalizadas en los viajes aéreos entre Europa y América del Norte, lo que costó a las aerolíneas un estimado de 3 mil millones de dólares, ya que cancelaron más de 100.000 vuelos.
La evacuación se produce después de que la región fuera sacudida por cientos de pequeños terremotos todos los días durante más de dos semanas mientras los científicos monitorean una acumulación de magma a unos 5 kilómetros (3,1 millas) bajo tierra.
La preocupación por una posible erupción aumentó en las primeras horas del jueves cuando un terremoto de magnitud 4,8 sacudió la zona, lo que obligó al internacionalmente conocido complejo geotérmico Blue Lagoon a cerrar temporalmente.
La actividad sísmica comenzó en una zona al norte de Grindavik, donde hay una red de cráteres de 2.000 años de antigüedad, dijo el profesor de geología Pall Einarrson al RUV de Islandia. El corredor de magma tiene unos 10 kilómetros (6,2 millas) de largo y se está expandiendo, dijo.